El Acorazado Potemkin: ¿Arte o propaganda?

El acorazado Potemkin es la película que hizo a Eisenstein mundialmente famoso en su día y la que ha hecho que hoy sea considerado uno de los mejores directores de la historia del cine, y esta una de las mejores películas jamás rodadas. Los avances sobre el montaje que esta aporta serán un pilar que sustente el cine tal como lo conocemos hoy y en que se apoyarán todos los grandes directores desde la fecha de su estreno en adelante. Han corrido ríos de tinta en torno a esta película convirtiéndose seguramente en la película sobre la que más se ha escrito.

El guión de la película de Nina Agadzhanova-Shutko fue escrito en ocho episodios que relataban el intento de revolución fallido de 1905. Al ir a rodar el primer capítulo en Leningrado sobre la Huelga General se encontraron con la imposibilidad de hacerlo debido a las malas condiciones climatológicas. Se trasladaron entonces a Odessa a realizar el siguiente capítulo, el dedicado al motín que se produjo en el acorazado Potemkin. Fue entonces cuando Eisenstein decidió abandonar el proyecto inicial a de los ocho capítulos de 1905 y centrarse exclusivamente en lo acontecido en torno a ese motín.

Para alcanzar el mayor grado de realismo buscó a los supervivientes de la masacre e incluso localizó los dibujos de un francés que había sido testigo presencial de la misma. Rescribió el guión y realizó diversos títulos para dirigir la acción.
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Un relato histórico

La película está basada en hechos reales, los cuales acontecieron en el puerto de Odessa durante la semana del 26 de junio de 1905.

La historia que desembocó en este episodio de la revolución se produjo en el propio acorazado Potemkin, varado en la costa de Odessa. Los tripulantes del acorazado están hartos del mal trato que reciben por parte de sus superiores. La gota que colma el vaso se puede apreciar en este fotograma tomado de la película. Los marineros son obligados a tomar carne podrida, con gusanos. Los marineros deciden no seguir aguantando estas vejaciones y deciden sublevarse.

En el amotinamiento los oficiales de rango superior son destronados, pero también caen varios marineros, entre ellos el que lideraba la revolución, Vakulinchuk, asesinado por un oficial. El acorazado se dirige al puerto de Odessa donde acude una multitud de gente a contemplar y comprobar que es lo que a pasado. Así como a rendir homenaje a los marineros muertos y a prestarles su apoyo.

Ante ese conato de rebelión el zar reacciona enviando al ejército zarista a acabar con los sublevados y a disolver a la multitud. El ejército carga contra la gente disparando contra el pueblo que corre desarmado y aterrorizado, provocando una auténtica masacre, entre otros lugares, en las famosas escaleras.

Una estructura singular

La cinta está compuesta por cinco episodios; Hombres y gusanos (Люди и черви), Drama en el Golfo Tendra (Драма на тендре), El muerto clama (Мёртвый взывает), La escalera de Odessa (Одесская лестница), y Encuentro con la escuadra {Встреча с эскадрой).

En la recién nacida Unión Soviética, bajo la consigna de Lenin, según la cual el cine era el arma más poderosa para hacer propaganda de los ideales revolucionarios, los directores soviéticos investigaron la capacidad expresiva de un arte que permitiera llegar de una manera directa al público, que en el enorme territorio de la URSS era en su mayor parte analfabeto.

La película data de 1925, veinte años después del intento de revolución fallido de 1905, y es precisamente eso lo que pretende conmemorar. La verdadera revolución había triunfado hacía ya casi diez años y esta era una buena manera de reflotar y avivar los sentimientos que llevaron a esa revolución y que son los mismos que la tenían que mantener viva. Es por tanto un elemento propagandístico importante que nadie pone en duda.

El montaje de atracciones que realiza Eisenstein es un impulso a la película como arma propagandística. Ese montaje es capaz de crear emociones en el espectador, y es el director el que controla las emociones que suscita en ellos.

Ni que decir tiene que la cinta intenta no parecer un panfleto propagandístico de la política comunista ni de la propia revolución. Es camuflada bajo un estilo de documental apoyado por una serie de características que veremos más adelante.

Como si de una obra clásica se tratara, los protagonistas y antagonistas están perfectamente definidos en la obra. Los buenos son muy buenos y los malos muy malos, para que no haya ninguna duda.

En cuanto a las características a las que nos referíamos anteriormente que le dotan de un mayor realismo y la acercan a la estética de un documental son, por ejemplo, la utilización de actores no profesionales, gente del pueblo que se representa a sí misma como colectivo. Se nota en los rostros de los mismos su realidad diaria de duro trabajo en el campo. Esto mismo fue tomado por otros autores posteriores como Rosellini, gran representante del realismo.

Otra característica es el rodaje en exteriores, y más aún teniendo en cuenta que son los mismos exteriores en los que se desarrollaron los acontecimientos en 1905. Incluso Eisenstein pretendió rodar en el propio acorazado original, pero se encontró con que ya había desaparecido y tuvo que rodar en uno muy similar. Una vez que el cine había logrado salir a grabar en exteriores con la aparición del sonido tuvo que volver a los estudios donde se podía controlar mejor, y no fue hasta después de la Segunda Guerra Mundial, con el neorrealismo italiano, que los directores volvieron a salir de los estudios.

Uno de estos escenarios que coincidía con el originario era la escalera de Odessa en la que se produce la masacre por parte de los soldados zaristas convirtiéndose en la escena más representativa de la película y en una de las más brillantes jamás rodada. Como máximo emblema de esta destaca la mujer que corre con el carrito de bebé y es abatida por los disparos de las fuerzas zaristas dejando caer el cochecito escaleras abajo. Esta escena ha sido copiada en clave de homenaje por grandes directores en otros clásicos de la historia del cine como Los intocables de Eliot Ness de Brian de Palma y El padrino de Francis Ford Coppola. También ha sido parodiada en otras ocasiones como en Bananas de Woody Allen. Lo que está claro es la grandísima influencia de esta escena y de la obra en general en el s.XX.

Un montaje que rompe con lo establecido
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El montaje de la cinta fue completamente innovador como hemos dicho destacando, a parte del sentido estético y psicológico de su sucesión, el gran número de ellos. La cinta se compone de 1290 planos de los cuales 170 pertenecen a la escena de la escalera de Odessa que hemos comentado arriba. Con estos 170 planos se creo en templo especial que hace que una hecho que no duraría mucho más de un minuto se convirtiera en una secuencia de más de seis.

En esos 1290 planos los movimientos de la cámara son realmente escasos, exceptuando algún travelling, ya que el director no los consideraba necesarios. El movimiento a la acción se lo otorga a través del montaje y la propia acción que se está desarrollando.

Desde que Griffith estableció la escala de planos no había habido un avance tan grande en cuanto al montaje. Eisenstein utilizó nuevas angulaciones de la cámara introduciendo alguna inclinación que daba una visión diferente, todo con un sentido en busca de crear emociones.

Destaca a su vez la cuidadísima fotografía de la que se encarga Edward Tisse. Quien colaborará con Eisenstein a lo largo de toda su carrera y que también ha conseguido hacerse con un hueco entre los grandes profesionales del cine.
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El cine al servicio de la Revolución

Como hemos visto en esta cinta se mezclan la propaganda y el arte. No se puede aseverar que pertenezca a una categoría o a otra. Nadie puede negar el carácter propagandístico basado principalmente en el motivo por el cual se le encarga a Eisenstein la obra, pero también por la forma que tiene Eisenstein de montar creando el montaje psicológico.

Otro elemento que se repite a lo largo de la obra de este director y que también es una muestra de los valores que transmite la revolución soviética es el hecho de que el protagonista de sus películas no es un personaje individual sino la masa. Es un personaje colectivo que muestra la fuerza del pueblo unido y su personalidad como un único cuerpo.

Y esta no es la única obra sometida a la cuestión de su uso propagandístico, ni mucho menos. La propaganda política es uno de los pilares de los regímenes dictatoriales y autoritarios, ya hemos comentado que tanto Lenin como Stalin le daban una gran importancia al cine como medio de propaganda ya que era capaz de llegar a la mayor parte de la población que era analfabeta. En este sentido destacaríamos también la obra El triunfo de la voluntad (1935), de Leni Riefenstahl, en la que se ensalza el nazismo. También, por cercana, la propia censura que sufrió España durante la dictadura franquista en la que no sólo las que eran contrarias al régimen o a sus valores no se podían estrenar ni tan siquiera llevar a cabo, sino que en las que si llegaban a buen puerto reforzaban esos mismos valores.

Lo que tampoco puede discutir nadie es el valor artístico de esta obra y de este director. Muestra de ello es la gran influencia que a ejercido sobre directores posteriores de la que ya hemos comentado algo, los cuales están lejos de buscar los objetivos propagandísticos que buscaba la obra original de Eisenstein. Su gran aportación en el montaje y su excelente estética son dignas de remarcar y las culpables de que esta cinta sea considerada si no como la mejor película de la historia, como una de las mejores por todos los críticos y profesionales del medio.
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El mejor cine brasileño desembarca en Madrid

La capital acoge, del 1 al 5 de diciembre, el II Cine Fest Brasil-Madrid. Serán un total de diez largometrajes estrenados recientemente y con gran éxito en Brasil, los que se puedan ver en este ciclo. La Fundación Infinito es la responsable de este circuito en que se pretende “afianzar el intercambio cultural y de mercado entre los dos países”.

Este festival llega a Madrid por segunda vez tras el éxito de su primera edición en mayo de este mismo año. En aquella ocasión se presentaron en la Casa de América cuatro largometrajes inéditos en España. En esta, es en el Círculo de Bellas Artes donde podremos disfrutar de diez films de reciente producción en Brasil.

Madrid es una parada más de esta muestra con gran proyección internacional, ya que la misma ha pasado ya por ciudades como Buenos Aires, Roma, Nueva York y Londres y dentro de poco visitará Barcelona. De hecho, Madrid es una localización reciente en este circuito, ya que en ciudades como Miami van por la duodécima edición.

Cabe destacar la proyección de El narrador de historias del director Luiz Villaça, protagonizada por Maria Medeiros, y Última parada, 174 del director y productor Bruno Barreto. El resto de películas que podremos ver serán: Mujer invisible, de Cláudio Torres; Maré, nuestra historia de amor, de Lúcia Murat; Si nada más sale bien, de José Eduardo Belmonte; Verônica, de Maurício Farias; Diván, de José Alvarenga Jr. y Romance, de Guel Arraes, además de los documentales El hombre que embotellaba nubes, de Lírio Ferreira (que cuenta con la participación de David Byrne y Caetano Veloso), y Fumando espero, de Adriana L. Dutra.

La programación incluye debates abiertos tras las proyecciones, en los que los espectadores tendrán la oportunidad de preguntar y discutir con los directores y demás responsables de las obras para poder así tener un mayor conocimiento de las obras exhibidas

El premio Lente de Cristal al mejor largometraje será otorgado por el propio público asistente al festival, y se entregará el próximo sábado día 5 en la ceremonia de clausura. Después harán las maletas para continuar su camino en los Cines Verdi de Barcelona del 11 al 17 de este mismo mes.

Comienza el II Festival de Cine Italiano de Madrid

El Cine Estudio del Círculo de Bellas Artes de Madrid presenta la segunda edición de este festival que tendrá lugar del 23 y el 30 de noviembre. La muestra contempla 31 títulos (once largometrajes, diez cortometrajes y diez documentales) de reciente estreno o aún no estrenados en Italia y que han participado en festivales internacionales como el Festival de Cannes, el Festival de Locarno, el Festival Internacional de Toronto y el Festival de Roma.

Tras el éxito cosechado por la primera edición el año pasado, en el que pudimos ver obras como Gomorra de Matteo Garrone o Il resto della notte de Francesco Munzi, el Círculo de Bellas Artes vuelve a acoger este festival que recoge una muestra del mejor cine italiano contemporáneo, convirtiendo a Madrid en una referencia para su cine.

Los largometrajes participantes son: L'uomo che verrà, de Giorgio Diritti; Giulia non esce la sera, de Guiseppe Piccioni; La doppia ora, de Guiseppe Capotondi; Vincere, de Marco Bellocchio; Il compleanno, de Marco Filiberti; Lo spazio Bianco, de Francesca Comencini; Cosmonauta, de Susanna Nicchiarelli; Alza la testa, de Alessandro Angelini; Il grande sogno, de Michele Placido y Oggi sposi, de Luca Lucini. A estos hay que añadir el preestreno de Baaria, del gran Guiseppe Tornatore, que se proyectará como colofón tras la entrega de premios.

Los críticos de cine Gianni Canova y Mauricio Di Rienzo ha sido los encargados de seleccionar, respectivamente, los documentales y cortometrajes que entrarán a concurso en los que, según ellos mismos, “la técnica narrativa y la originalidad dan a estos géneros cinematográficos un sentido de equilibrio entre tradición a la italiana y mirada contemporánea”.

El II Festival de Cine Italiano de Madrid vivirá uno de los momentos más especiales será la entrega del Premio a Toda una carrera al actor y director Toni Servillo, premio que le será entregado hoy lunes en el Instituto Italiano de Cultura de Madrid de manos del Embajador de Italia, Pasquale Terracciano.

Las entradas para las proyecciones de cada día podrán retirarse en la taquilla del Cine Estudio CBA, media hora antes del inicio de la primera sesión del Festival. La entrada es gratuita hasta completar el aforo.

Castillos de Cartón: Tres son... un tostón

Marcos y Jose contemplan a Jaime, que dibuja un vaso de vino. Mientras traza una línea con su lápiz les alecciona: "Se pinta lo que se ve". "Lo importante es cómo lo ves", responde Jose.
"O no", reflexiona Marcos. "A lo mejor se trata de pintar lo que no se ve, de un estado de ánimo. Aunque no te des cuenta, al final todo son autorretratos".




Una vez más, una novela de Almudena Grandes cobra vida en la gran pantalla. Enrique Urbizu es el responsable de la adaptación de Castillos de Cartón que dirige Salvador García Ruiz. Como suele ser habitual en sus novelas, nos encontramos con una historia cargada de erotismo, casi exhibicionismo (quizá por ello sean tan recurrentes sus adaptaciones en un cine español tan gustoso de desnudos y sexo), en la que tres estudiantes de arte comparten experiencias, sentimientos y cama.

Las adaptaciones no dejan de ser interpretaciones, no son meras transcripciones del texto literario al texto fílmico, por el camino se tienen que quedar y se quedan detalles, matices, personajes e, incluso, tramas paralelas. Sin embargo, en este caso, los entusiastas del libro han quedado decepcionados por el agravio que ha supuesto la modificación de la estructura de la historia. El detonante de la trama de Grandes era una llamada telefónica en la que comunicaban a la protagonista el suicidio de uno de sus amigos, lo que la llevaba a recordar sus años de facultad. En el film esto se obvia por completo, perdiendo gran parte de la fuerza que tenía la historia original, convirtiéndola en una historia lineal y más pobre.

Jose (Adriana Ugarte), Marcos (Nilo Mur) y Jaime (Biel Durán), son los tres protagonistas omnipresentes de esta historia. Estos tres estudiantes de Bellas Artes convierten el típico triángulo amoroso en un no tan típico trío sexual y sentimental. Estos emprenden caminos paralelos de aprendizaje artístico y vital, que les enseña que cada uno debe conocer su talento pero también sus limitaciones.

El ritmo de la película parece contagiado por el estado anímico de sus personajes. Así, lo que comienza siendo entretenido, acaba convirtiéndose en pesado y lento, con un clímax que pretende ser profundo y emotivo pero que resulta interminable.

Es destacable la actuación de los tres jóvenes protagonistas, que consiguen transmitir naturalidad y frescura, a pesar de la dificultad añadida que supone para todos los actores aparecer, gran parte del tiempo, desnudos frente a la cámara.

De vez en cuando el cine español nos sorprende con el descubrimiento de intérpretes con un magnetismo especial. Si hace unos años fueron actrices como Marta Etura o Verónica Echegui las que nos cautivaron, esta vez Salvador García Ruiz ha tenido el acierto y la suerte de contar con Adriana Ugarte, a la que hemos podido ver el la serie de TVE La Señora, y que promete tener un papel importante en nuestro cine.

En cualquier caso, parece que el público español ya se ha cansado de ver tetas y culos y ahora exige algo más. Salas vacías y ni rastro de Castillos de Cartón en las listas de más taquilleras. Y, como comentaba Antonio Hernández en declaraciones a La Penúltima, no se puede decir que este sea un mal momento para el cine nacional ahora que dos películas españolas, Celda 211 y Ágora, ocupan los dos primeros puestos de la taquilla.

"El cine español nunca ha estado mejor”

Antonio Hernández nació en Peñaranda de Bracamonte hace 56 años. Encontró pronto su vocación de cineasta, estudió Ciencias de la Información en la Universidad Complutense de Madrid y con 26 años dirigió su primer largo con actores de la talla de Héctor Alterio y José Luis López Vázquez. Pero el reconocimiento le llegó con su película, En la Ciudad sin Límites por la que obtuvo el Goya al mejor guión.
En treinta años de carrera ha tenido tiempo para arruinarse, para triunfar, para dirigir superproducciones como Los Borgia, para experimentar con Gran Marciano

Guionista, director, actor… ¿Qué te gusta más?
Yo creo que soy mejor director que guionista y mejor actor que director. Pero la vida me ha llevado a que la gente valore mucho mis guiones, me valore mucho como director, y no les guste nada como actor. La vida tiene un peso que te acaba colocando donde te tiene que colocar.

¿Y como productor?
Me dí cuenta que para hacer cine hay que tener la misma imaginación como productor que como director.
Lo importante es tener un guión que cuando se lo des a los actores tengan la sensación de que es una oportunidad.

Has pasado por todos los formatos. ¿Cual prefieres para rodar?
La verdad es que he rodado en digital, he rodado con 36 cámaras Gran Marciano, he rodado en televisión, he actuado en teatro… qué más da el formato, si lo importante es comunicar y llegar a la gente. Incluso creo que hay un cine que se podría hacer con el teléfono, un género.

¿Crees en Internet como en una nueva ventana de explotación para tus películas o como una amenaza?
Internet es la ventana del futuro. Si Godard, Fellini o Eisenstein hubieran nacido ahora, se habrían dedicado a las nuevas tecnologías.

Echando un vistazo a tus películas vemos que destacan sus repartos, siempre trabajando con grandes actores. No sé si influirá tu vocación frustrada como actor, pero parece que le das especial importancia a la interpretación.
Se nota, ¿no? Hay que buscar una garantía. Por eso ya estaba Carmen Maura en Lisboa, ya estaba Fernando Fernán Gómez en Apaga y vámonos, ya estaban Héctor Alterio, José Luis López Vázquez, Miguel Narros en F.E.N., en la primera. Realmente creo que un porcentaje enorme del éxito de la película y no hablo de de taquilla sino del éxito cinematográfico por decirlo resumido.
Yo hago películas de personajes.

¿Escribes pensando en el actor?
Depende, hay películas que sí y películas que no.
La mayor parte del público sigue diciendo que va a ver una peli de Leo Sbaraglia o de Fernando Fernán Gómez, y no una película de Antonio Hernández.

En la ciudad sin límites, más allá de las intrigas familiares y políticas, es una película sobre la relación entre un padre y un hijo, de hecho está dedicada a tu padre. ¿Hasta qué punto influyó este en tu carrera?
El estaba muy lejos de ese mundo. Pero bueno, el veía que a su hijo le aplaudían y él estaba orgulloso de eso
El homenaje que le hago, podía no habérselo hecho. Fue una cosa que estaba más en las relaciones de los padres y los hijos que conozco que en la mía.

Cambiamos de tercio. ¿Cómo ves la situación del cine español en general?
Nunca ha estado mejor.

Pero ha habido gran descenso de espectadores de las películas españolas.
Sí, pero ahora sé que mis películas acabarán pasando por televisión. Y cuando se pasan por televisión la ven entre 300 mil y 4 millones de personas. Cuando yo empecé sólo se llevaban al cine, y si la veían 150 mil, estábamos encantados. ¡Ahora tenemos éxito todos!

Entonces ¿por qué tanta queja?
Ya no se acuerda la gente de lo que era el cine español. Yo creo que ha habido un momento de engreimiento incluso.
El cine español siempre ha ido mal, siempre. Cuando yo empecé, estrenaba en la gran vía Paco Martínez Soria, y diez años después Pajares y Esteso, ese era el cine español. Había algún francotirador por ahí, Borau, Saura… tres personas.
Ahora hacemos más cine, tenemos más subvenciones, estamos más protegidos y tenemos una proyección internacional superior.

Pero siguen dominando dos tipos de películas: el drama social más duro y las españoladas cercanas al landismo, como Torrente.
Efectivamente. Torrente es lo que queda del landismo. Pero fíjate, Santiago Segura es un tipo que trabaja en las películas de Tarantino y en las de Robert Rodríguez, sale por ahí, sucio, irreverente, pero algo pone en tela de juicio.
Por otro lado está El orfanato, Rec, Siete mesas de billar francés o Mataharis, hace unos años Solas, En la ciudad sin límites… Bueno, no está mal.

El Halcón Maltés: Puro cine negro

Pocas veces en la historia del cine hemos visto a partir de una sola película el nacimiento de tantos mitos como sucede en El Halcón Maltés. Por un lado supuso el comienzo de la carrera como director del hasta entonces guionista John Huston. Por otro, la consagración de Humphrey Bogart como personaje protagonista e icono cinematográfico. Y por último, el comienzo de un género cinematográfico tan importante como es el cine negro.




El Halcón Maltés (1941) es la adaptación de la novela homónima del gran referente de la novela negra, Dashiell Hammett. El mismo Hammett vio como su prestigio y su fama crecían vertiginosamente tras el estreno del film. La obra, publicada en 1930, había sido llevada a la gran pantalla en dos ocasiones con escaso éxito. Huston hizo valer una cláusula del contrafoque tenía con la Warner como guionista, que le otorgaba la posibilidad de dirigir una película, y decidió jugársela con la adaptación de Hammett.


Por su parte, Humphrey Bogart obtuvo el papel tras la renuncia de Geroge Raft, la gran estrella del momento, al considerar este que se trataba de una película menor. Hasta la fecha Bogart se había perdido en papeles secundarios de gángster o matón, y sólo empezaba a despuntar tras el éxito de El último refugio. Sin embargo, su caracterización como Sam Spade, el cínico y mujeriego detective privado, supuso un punto de inflexión en su carrera y en la historio del cine. Había encarnado a la perfección el prototipo de tipo duro (hardboiled), el perfecto antihéroe, que se venía perfilando en las novelas y revistas de la época, como Black Mask.


El film tiene todos los elementos que caracterizarían al género negro, algunos por influencia expresionista, otros por la neorrealista… Nos encontramos con un paisaje de jungla urbana, iluminación realista, fuertes contrastes de luces y sombras, angulaciones bajas de cámara, para mostrarnos las intrigas en torno a una serie de asesinatos que relacionados con una figurilla de gran valor histórico, El Halcón Maltés.


El reparto de lujo no sólo se queda en el protagonista. Mary Astor interpreta de manera soberbia a Brigit O´Shaughnessy, imprescindible ejemplo la mujer fatal, paradigma del género, y Peter Lorre no se queda atrás dando vida al amanerado gángster Joel Cairo. A estos hay que añadir el deslumbrante debut de Sydney Greenstrret como el gran Kasper Gutman.


Se mire por donde se mire, una película imprescindible, que hoy en día sigue considerándose una de las mejores de la historia.

Ágora: Ostentoso Amenábar

Llevábamos tiempo esperando ver el nuevo trabajo de Alejandro Amenábar, han pasado ya cinco años desde que se estrenara su archipremiada Mar adentro, y seis meses desde que esta nueva cinta fuera presentada en el Festival de Cannes.



El director español se vuelve a alejar del género que le catapultó a la fama, el suspense, adentrándose en este drama histórico, en el que narra la historia de la filósofa romana Hipátia, y por ende, según el propio director, un pedazo de la historia universal.

Amenábar se ha ido ganando reconocimiento internacional película tras película desde que deslumbrara con Tesis. Ahora se nos presenta como un director consagrado, prácticamente al estilo Hollywood, enfrentándose al gran salto al vacío que supone la taquilla para cualquier cineasta, pero en este caso, su red no sólo es su talento como ocurriera en sus primeras películas. En este caso, esa red es de cincuenta millones de euros, el presupuesto de la película.

Viendo el desarrollo del film parece ser que el espectador no es el único sorprendido por semejante presupuesto. Se podría decir que el propio director se admira de la faraónica reconstrucción de Alejandría levada a cabo. Tanto dinero invertido en escenarios da como resultado una grata sensación de estar viendo una película de romanos como las de antes, pero también un abuso por parte del realizador de planos generales y grandes movimientos de cámara, más o menos innovadores, como demostración de poderío.

La trama puede quedar parcialmente sumergida por semejante despliegue, a lo que tampoco ayuda el desarrollo de la misma a través de un periodo histórico algo amplio. La fuerza de los personajes se pierde un poco en esa inmensidad, sobre todo si los comparamos con la anterior obra del cineasta. No obstante, no cabe poner un pero a las interpretaciones del plantel, con Rachel Weisz a la cabeza.

La productora de la película está encontrando problemas para su distribución en EEUU, algo que por supuesto preocupa a todo el equipo. Ni que decir tiene que la explotación en las salas norteamericanas es un paso fundamental para recuperar el gran desembolso realizado. Se comenta que estos obstáculos se derivan del posible tono anticristiano de la película, sin embargo, el propio Amenábar sostiene que lo que pretende denunciar es el fundamentalismo, tanto de unos como de otros.

Lo cierto es que ninguna religión sale muy bien parada. Nos encontramos por tanto ante un episodio más en la eterna lucha entre religión y ciencia.

A pesar de unas cosas y otras, Ágora no deja de ser una buena película, y una apuesta valiente de uno de nuestros mejores cineastas. Un ejemplo más de que se puede luchar de igual a igual contra la industria Hollywood, por lo menos dentro de nuestras fronteras, y esperemos que pronto lo pueda hacer también al otro lado del charco.

FILMOGRAFÍA ANTONIO HERNÁNDEZ

EL HALCÓN MALTÉS: FICHA TÉCNICA

Director: John Huston
Productor: Warner Bros. Productor: Hal Wallis
Guión: John Huston (Novela: Dashiell Hammett)
Fotografía: Arthur Edeson (B&W)
Música: Adolph Deutsch
Género: cine negro
País: EEUU
Reparto: Humphrey Bogart, Mary Astor, Gladys George, Peter Lorre, Barton MacLane, Lee Patrick, Sydney Greenstreet

SINOPSIS

En 1593, los Caballeros de la Orden de Malta decidieron obsequiar al Emperador Carlos V con la estatuilla de un halcón, realizada en oro macizo con incrustaciones de piedras preciosas, en agradecimiento a ciertas prerrogativas concedidas por el monarca. Sin embargo, esta maravillosa joya no llegó nunca a manos de Carlos V, ya que la galera en la que era trasportada fue asaltada por unos piratas. Cuatrocientos años después, el detective privado Sam Spade y su socio, Archer, aceptan el encargo de una muchacha que quiere averiguar dónde se encuentra su hermana, que ha desaparecido junto a Floyd Thursby, un hombre sin escrúpulos.

ÁGORA: FICHA TÉCNICA

Productor: Fernando Bovaira y Álvaro Augustin
Guión: Alejandro Amenábar y Mateo Gil
Fotografía: Xavi Giménez
Montaje: Nacho Ruiz Capillas
Diseño de producción: Guy Hendrix Dyas
Dirección artística: Dominique Arcadio, Matthew Gray, Stuart Kearns, Jason Knox-Johnston y Frank Walsh
Vestuario: Gabriella Pescucci
Reparto: Rachel Weisz (Hipatia), Max Minghella (Davo), Oscar Isaac (Orestes), Ashaf Barhom (Amonio)
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SINOPSIS

Siglo IV. Egipto bajo el Imperio Romano. Las violentas revueltas religiosas en las calles de Alejandría alcanzan a su legendaria Biblioteca. Atrapada tras sus muros, la brillante astrónoma Hipatia lucha por salvar la sabiduría del Mundo Antiguo con la ayuda de sus discípulos. Entre ellos, los dos hombres que se disputan su corazón: Orestes y el joven esclavo Davo, que se debate entre el amor que le profesa en secreto y la libertad que podría alcanzar uniéndose al imparable ascenso de los cristianos.

El Acorazado Potemkin: Ficha técnica

País: URSS
Año: 1925
Directores: Grigori Aleksandrov y Sergei M. Eisenstein
Productor: Jacob Bliokh.
Producción: Goskino y Mosfilm.
Guión: Nina Agadzhanova y Sergei M. Eisenstein.
Fotografía: Vladimir Popov y Eduard Tisse.
Música: Edmund Meisel y Dmitri Shostakovich.
Montaje: Sergei M. Eisenstein.
Dirección artística: Vasili Rakhals.
Intérpretes: Aleksandr Antonov (Grigory Vakulinchuk), Vladimir Barsky (Comandante Golikov), Grigori Aleksandrov (Oficial Jefe Giliarovsky), Mikhail Gomorov (Sailor), Ivan Bobrov (Sailor), Beatrice Vitoldi (Mujer con carrito de bebé), N. Poltavseva, Julia Eisenstein.

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El Acorazado Potemkin: Eisenstein

Sergei Mijailovich Eisenstein nació en Letonia el 23 de enero de1898. Hijo de un ingeniero de origen judío y de una eslava. En su influencia recibió una estricta educación religiosa lo que sin duda influirá en la forja de su personalidad, En 1915 entra el Instituto de Ingenieros Civiles de la Universidad de San Petersburgo. También entra en la Escuela de Bellas Artes. En la Revolución de 1917 se alista en las milicias populares y una año más tarde lo hace en el ejército rojo colaborando en la defensa de Petrogrado. En estos años empieza a trabajar como actor y director teatral en obras montadas por los propios soldados, entrando en el Teatro Obrero en 1920. En 1923 tiene su primer contacto con el cine como director a través de su cortometraje Kinonevik Glumova.

Como la calidad de sus obras teatrales no le convencía decidió centrarse en el cine dirigiendo su primer largometraje un año más tarde titulado La Huelga en la que empieza a poner en práctica sus teorías sobre el montaje.

Al año siguiente recibe el encargo de realizar Año 1905 para conmemorar la fecha del primer intento revolucionario. En un primer momento estaba pensado que constara de ocho capítulos entre los que constaba la huelga general de Leningrado, capítulo que no se pudo rodar por el mal tiempo. Se trasladaron a Odessa a rodar el siguiente capítulo, el del Acorazado Potemkin, en el que Eisenstein decidió centrar la obra completa cambiando así los planes iniciales. Esta película fue la que dio prestigio mundial al director, convirtiéndose en una de las películas más importantes de la historia del cine.

Tras el gran éxito de su film anterior Eisenstein realizó dos películas más: Octubre y La línea general. En ellas evolucionó en el montaje de atracciones, el problema es que el público de la época no estaba preparado para enfrentarse a ese lenguaje cinematográfico.

En 1930 Eisenstein hizo un viaje por Europa para aprender sobre el desarrollo del cine sonoro que estaba muy atrasado en Rusia. Fue en Paris donde coincidió con un directivo de la Paramount que decidió ficharle y llevárselo a EEUU. Por aquel entonces el cine estadounidense se nutría de talentos extranjeros para poder hacer frente a la altísima demanda de películas. Sin embrago su paso por Norte América no fue todo lo bien que esperaba. Al exhibir su película La línea general en Nueva York saltaron las alarmas sobre las ideas que el director promulgaba sobre la colectividad y la lucha obrera. Por ello fue perseguido por el Comité Fish, antecedente del Comité de Actividades Antiamericanas, impidiendo que llevara a cabo los guiones que preparó para la Paramount: Sutter's Gold y An American Tragedy basada en la obra homónima de Theodor Dreiser. Ante esta imposibilidad de llevar a cabo a sus obras la Paramount decidió rescindir su contrato.

Tras su frustrada estancia en los Estados Unidos se traslada a Méjico animado por el novelista Upton Sinclair, donde se embarcará en el proyecto de rodar una película sobre Méjico y la primera revolución del s. XX. El título de la obra sería ¡Viva Méjico! Pero el dinero del que disponía para realizar la película le fue retirado dejándola inacabada. Sería culminada por el propio empresario que ponía el dinero sin que Eisenstein tuviera nada que ver en su montaje final.

La dura década de los treinta se completó para el famoso director cuando a su vuelta a Rusia después de su desafortunado periplo americano recibe fuertes críticas por parte del partido comunista. Esto hace que tampoco pueda llevar a cabo su siguiente proyecto, El prado de Bezhin, al no ser considerada políticamente correcta.

Diez años después de que realizara su última película, el genial director vuelve a deslumbrar con Alexander Nevsky, que le hará ganar el premio Stalin de cinematografía y entrar en el Comité Artístico de la Comisión de Asuntos Cinematográficos en 1944.

En los años 40 se embarca en el gran proyecto de una trilogía sobre Iván el Terrible, el primer zar de Rusia. Sin embargo, no todas las partes gozaron del mismo éxito. Mientras que la primera fue enormemente aclamada y le valió su segundo premio Stalin, la segunda no pudo ser exhibida sino diez años después de que su autor hubiera fallecido, y la tercera parte no llegó a concluirse.

Murió en 1948 a los 50 años de edad de un ataque al corazón.

Podemos destacar varias características en la obra de Eisenstein que le han convertido en uno de los más grandes en la historia del cine y que supusieron un avance en la teoría cinematográfica clásica, influyendo en todo el cine posterior y sus directores.

Lo más remarcable es lo que el denominaba el montaje de atracciones, y lo explicaba de esta manera: "el montaje libre de acciones (atracciones) elegidas, independientes (incluso fuera de la composición dada y del entrelazamiento narrativo de los personajes), pero con una orientación precisa hacia un determinado efecto temático final. Éste es el montaje de atracciones." Según este al sumar dos imágenes distintas se obtiene un significado nuevo, algo que tomó de las ideografías japonesas.

Este montaje es el que cobra verdadero protagonismo en el movimiento. Los movimientos de la cámara son escasos, con la excepción de algún travelling. Es la yuxtaposición de planos lo que le da movimiento a la imagen. Llama la atención la gran cantidad de planos que utiliza para sus películas con un montaje muy vivo.

Todo esto hizo que al público le costara seguirlo al no estar acostumbrado a ese tipo de cine. Algo parecido a lo que le pasó a Griffith con su montaje en Intolerancia. Pero ahí acaban las similitudes, en la reacción del público, ya que el tipo de montaje difiere de uno a otro enormemente, de hecho el montaje de Eisenstein fue una ruptura del que había establecido Griffith con El Nacimiento de una Nación.

Otra característica es el protagonismo de la masa dentro de las películas de Eisenstein. El personaje protagonista casi siempre en un personaje colectivo, no hay nadie en quien se personifique la acción, sobre todo en las películas de su primera etapa. Refleja la lucha de clases la unión de los obreros que promulgaba el comunismo en el que estaba enmarcado, y cuyos líderes le encargaban las obras.

Consiguió, y ese era su objetivo, provocar sentimientos en los espectadores, llegar a sus conciencias y utilizar el cine como arma de propaganda política. Y lo consiguió a través del montaje y a través de cuestiones como la anteriormente citada de convertir a la masa en el protagonista.
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El Acorazado Potemkin: Contexto histórico

La película de Eisenstein El acorazado Potemkin está basada en un capítulo histórico de la revolución Rusa de 1905, una revolución que no consiguió acabar con el zarismo. No obstante la cinta se produjo en 1925 cuando la revolución de Octubre de 1917, la que realmente consiguió sus objetivos, ya llevaba ocho años asentada y sus valores tenían que ser reforzados a través de la propaganda.

En 1905 Rusia se hallaba inmersa en una guerra contra Japón. Una guerra que suponía un coste muy importante para el gobierno del zar, lo que repercutía en los ciudadanos, transformando en un aumento de los precios y del coste de la vida.

Llegado a este punto en el que la calidad de vida del pueblo era ínfima, se produce una manifestación para pedir al zar un cambio en esta situación, pero el motivo de la misma era ese cambio, no un cambio en el gobernante ni en la forma de gobierno. Los manifestantes concentrados frente al Palacio de Invierno de San Petersburgo son brutalmente repelidos por las fuerzas zaristas que arremeten a disparos contra la multitud provocando una grandísima cantidad de muertes civiles. Mientras se daba esta situación el zar ni siquiera se encontraba en la ciudad. Este acontecimiento pasó a la historia como el Domingo Sangriento.

Esta brutal represión fue el punto de inflexión en la relación del pueblo con el zar. La protesta pasó a ser contra el propio monarca y se convirtió en una protesta generalizada. Se crean soviets formados por obreros sublevados que organizarán las huelgas y manifestaciones a lo largo de todo el país.

De estos soviets el más importante es el de San Petersburgo, controlado por el propio Trotsky, que organizó una huelga en la que participaron 200 fábricas. Esto se conoció como La Gran Huelga de Octubre, que no tardó en trasladarse a Moscú y al resto del país dejando como resultado, por ejemplo, la paralización de toda la línea de ferrocarriles.

A esta situación también se unió parte del ejercito, ya que la mala situación de la guerra contra Japón que se cobró 90 000 muertes sólo en la derrota de Mukden, les afectaba directamente, y la consecuente mala situación económica del país también repercutía en sus salarios. Dentro de estos destaca el amotinamiento del buque acorazado Potemkin, de la marina rusa, del que precisamente se encarga la película que nos ocupa.

Ante la situación que vivía el país el zar no tuvo más remedio que hacer algunas concesiones, que lograron sofocar la revolución, al menos por el momento. Amplio ligeramente el censo electoral y creó un parlamento nacional, la Duma Nacional. También aumentaron las libertades de los ciudadanos. Se inauguró una etapa conocida como pseudo constitucionalismo o octubrismo. En este nuevo sistema de partido solo tomó parte el partido liberal KD y se crearon otros grupos de similar ideología que mantuvieron al régimen zarista hasta su caída.

La guerra ruso-japonesa se saldó con la victoria nipona, lo que además supuso una conmoción para occidente.

Así se llega a la Primera Guerra Mundial que trajo consigo la caída del régimen zarista. La propia participación en la guerra y la forma de llevar la misma le supuso al zar ganarse de nuevo las enemistades de un pueblo que no había olvidado lo sucedido en 1905 (de hecho en 1925 tampoco lo había olvidado y de ahí esta película) y cuya calidad de vida no había mejorado en esos años. Ante la mala situación en la guerra el propio zar Nicolás I llega a ponerse al frente de sus tropas, lo que no hizo más que aumentar las críticas a su persona. La Gran Guerra suponía un gasto inmenso para Rusia que además no se transformaba en resultados en el campo de batalla. El problema económico vuelve a subyacer y se propagan las huelgas, manifestaciones y motines que darían como resultado la Revolución de 1917.

El 24 de Octubre de 1917 se constituye el gobierno revolucionario formado por bolcheviques bajo el mandato de Lenin. Posteriormente llegaría la Guerra Civil y en 1922 se constituiría la URSS.

Se consiguió levantar un país enormemente dañado en sus infraestructuras y en la moral de su población tras la Guerra Mundial y la Guerra Civil llevándola a convertirse en una de las dos grandes potencias que dominaron gran parte del s. XX. Y esto se debió en buena medida a la fuerte propaganda emprendida primero por Lenin y después por Stalin y sucesivos de la que es deudora esta obra maestra del cine. .

CASTILLOS DE CARTÓN: FICHA TÉCNICA

Reparto: Adriana Ugarte, Nilo Mur, Biel Durán, Pepa Pedroche, Alfonso Torregrosa
Director: Salvador García Ruiz
Productor: Gerardo Herrero
Duración: 01:41:00
Estreno: viernes 30 octubre 2009
Género: Drama
País: España
Distribuidora: Alta Films
Página oficial: http://www.castillosdecarton.com/

SINOPSIS

María José estudia pintura en la Facultad de Bellas Artes de una gran ciudad. Una mañana, mientras prepara un lienzo para clase, Jaime, uno de sus compañeros, dibuja su retrato sin que ella se dé cuenta. Junto a él, admirando su capacidad para el dibujo, está Marcos, el alumno de más talento de su promoción. María José espera que Jaime le regale el retrato, pero después de mostrárselo él, inesperadamente, se lo guarda.
María José, Jaime y Marcos compartirán su pasión por la pintura y algo más, una historia de amor que durará hasta que la época de aprendizaje termine y deban enfrentarse al mundo real.