Ágora: Ostentoso Amenábar
Posted on jueves, octubre 15, 2009 by Miguel Fonseca
Llevábamos tiempo esperando ver el nuevo trabajo de Alejandro Amenábar, han pasado ya cinco años desde que se estrenara su archipremiada Mar adentro, y seis meses desde que esta nueva cinta fuera presentada en el Festival de Cannes.
El director español se vuelve a alejar del género que le catapultó a la fama, el suspense, adentrándose en este drama histórico, en el que narra la historia de la filósofa romana Hipátia, y por ende, según el propio director, un pedazo de la historia universal.
Amenábar se ha ido ganando reconocimiento internacional película tras película desde que deslumbrara con Tesis. Ahora se nos presenta como un director consagrado, prácticamente al estilo Hollywood, enfrentándose al gran salto al vacío que supone la taquilla para cualquier cineasta, pero en este caso, su red no sólo es su talento como ocurriera en sus primeras películas. En este caso, esa red es de cincuenta millones de euros, el presupuesto de la película.
Viendo el desarrollo del film parece ser que el espectador no es el único sorprendido por semejante presupuesto. Se podría decir que el propio director se admira de la faraónica reconstrucción de Alejandría levada a cabo. Tanto dinero invertido en escenarios da como resultado una grata sensación de estar viendo una película de romanos como las de antes, pero también un abuso por parte del realizador de planos generales y grandes movimientos de cámara, más o menos innovadores, como demostración de poderío.
La trama puede quedar parcialmente sumergida por semejante despliegue, a lo que tampoco ayuda el desarrollo de la misma a través de un periodo histórico algo amplio. La fuerza de los personajes se pierde un poco en esa inmensidad, sobre todo si los comparamos con la anterior obra del cineasta. No obstante, no cabe poner un pero a las interpretaciones del plantel, con Rachel Weisz a la cabeza.
La productora de la película está encontrando problemas para su distribución en EEUU, algo que por supuesto preocupa a todo el equipo. Ni que decir tiene que la explotación en las salas norteamericanas es un paso fundamental para recuperar el gran desembolso realizado. Se comenta que estos obstáculos se derivan del posible tono anticristiano de la película, sin embargo, el propio Amenábar sostiene que lo que pretende denunciar es el fundamentalismo, tanto de unos como de otros.
Lo cierto es que ninguna religión sale muy bien parada. Nos encontramos por tanto ante un episodio más en la eterna lucha entre religión y ciencia.
A pesar de unas cosas y otras, Ágora no deja de ser una buena película, y una apuesta valiente de uno de nuestros mejores cineastas. Un ejemplo más de que se puede luchar de igual a igual contra la industria Hollywood, por lo menos dentro de nuestras fronteras, y esperemos que pronto lo pueda hacer también al otro lado del charco.
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