"El cine español nunca ha estado mejor”
Posted on sábado, octubre 31, 2009 by Miguel Fonseca
Antonio Hernández nació en Peñaranda de Bracamonte hace 56 años. Encontró pronto su vocación de cineasta, estudió Ciencias de la Información en la Universidad Complutense de Madrid y con 26 años dirigió su primer largo con actores de la talla de Héctor Alterio y José Luis López Vázquez. Pero el reconocimiento le llegó con su película, En la Ciudad sin Límites por la que obtuvo el Goya al mejor guión.
En treinta años de carrera ha tenido tiempo para arruinarse, para triunfar, para dirigir superproducciones como Los Borgia, para experimentar con Gran Marciano…
Guionista, director, actor… ¿Qué te gusta más?
Yo creo que soy mejor director que guionista y mejor actor que director. Pero la vida me ha llevado a que la gente valore mucho mis guiones, me valore mucho como director, y no les guste nada como actor. La vida tiene un peso que te acaba colocando donde te tiene que colocar.
¿Y como productor?
Me dí cuenta que para hacer cine hay que tener la misma imaginación como productor que como director.
Lo importante es tener un guión que cuando se lo des a los actores tengan la sensación de que es una oportunidad.
Has pasado por todos los formatos. ¿Cual prefieres para rodar?
La verdad es que he rodado en digital, he rodado con 36 cámaras Gran Marciano, he rodado en televisión, he actuado en teatro… qué más da el formato, si lo importante es comunicar y llegar a la gente. Incluso creo que hay un cine que se podría hacer con el teléfono, un género.
¿Crees en Internet como en una nueva ventana de explotación para tus películas o como una amenaza?
Internet es la ventana del futuro. Si Godard, Fellini o Eisenstein hubieran nacido ahora, se habrían dedicado a las nuevas tecnologías.
Echando un vistazo a tus películas vemos que destacan sus repartos, siempre trabajando con grandes actores. No sé si influirá tu vocación frustrada como actor, pero parece que le das especial importancia a la interpretación.
Se nota, ¿no? Hay que buscar una garantía. Por eso ya estaba Carmen Maura en Lisboa, ya estaba Fernando Fernán Gómez en Apaga y vámonos, ya estaban Héctor Alterio, José Luis López Vázquez, Miguel Narros en F.E.N., en la primera. Realmente creo que un porcentaje enorme del éxito de la película y no hablo de de taquilla sino del éxito cinematográfico por decirlo resumido.
Yo hago películas de personajes.
¿Escribes pensando en el actor?
Depende, hay películas que sí y películas que no.
La mayor parte del público sigue diciendo que va a ver una peli de Leo Sbaraglia o de Fernando Fernán Gómez, y no una película de Antonio Hernández.
En la ciudad sin límites, más allá de las intrigas familiares y políticas, es una película sobre la relación entre un padre y un hijo, de hecho está dedicada a tu padre. ¿Hasta qué punto influyó este en tu carrera?
El estaba muy lejos de ese mundo. Pero bueno, el veía que a su hijo le aplaudían y él estaba orgulloso de eso
El homenaje que le hago, podía no habérselo hecho. Fue una cosa que estaba más en las relaciones de los padres y los hijos que conozco que en la mía.
Cambiamos de tercio. ¿Cómo ves la situación del cine español en general?
Nunca ha estado mejor.
Pero ha habido gran descenso de espectadores de las películas españolas.
Sí, pero ahora sé que mis películas acabarán pasando por televisión. Y cuando se pasan por televisión la ven entre 300 mil y 4 millones de personas. Cuando yo empecé sólo se llevaban al cine, y si la veían 150 mil, estábamos encantados. ¡Ahora tenemos éxito todos!
Entonces ¿por qué tanta queja?
Ya no se acuerda la gente de lo que era el cine español. Yo creo que ha habido un momento de engreimiento incluso.
El cine español siempre ha ido mal, siempre. Cuando yo empecé, estrenaba en la gran vía Paco Martínez Soria, y diez años después Pajares y Esteso, ese era el cine español. Había algún francotirador por ahí, Borau, Saura… tres personas.
Ahora hacemos más cine, tenemos más subvenciones, estamos más protegidos y tenemos una proyección internacional superior.
Pero siguen dominando dos tipos de películas: el drama social más duro y las españoladas cercanas al landismo, como Torrente.
Efectivamente. Torrente es lo que queda del landismo. Pero fíjate, Santiago Segura es un tipo que trabaja en las películas de Tarantino y en las de Robert Rodríguez, sale por ahí, sucio, irreverente, pero algo pone en tela de juicio.
Por otro lado está El orfanato, Rec, Siete mesas de billar francés o Mataharis, hace unos años Solas, En la ciudad sin límites… Bueno, no está mal.
En treinta años de carrera ha tenido tiempo para arruinarse, para triunfar, para dirigir superproducciones como Los Borgia, para experimentar con Gran Marciano…
Guionista, director, actor… ¿Qué te gusta más?
Yo creo que soy mejor director que guionista y mejor actor que director. Pero la vida me ha llevado a que la gente valore mucho mis guiones, me valore mucho como director, y no les guste nada como actor. La vida tiene un peso que te acaba colocando donde te tiene que colocar.
¿Y como productor?
Me dí cuenta que para hacer cine hay que tener la misma imaginación como productor que como director.
Lo importante es tener un guión que cuando se lo des a los actores tengan la sensación de que es una oportunidad.
Has pasado por todos los formatos. ¿Cual prefieres para rodar?
La verdad es que he rodado en digital, he rodado con 36 cámaras Gran Marciano, he rodado en televisión, he actuado en teatro… qué más da el formato, si lo importante es comunicar y llegar a la gente. Incluso creo que hay un cine que se podría hacer con el teléfono, un género.
¿Crees en Internet como en una nueva ventana de explotación para tus películas o como una amenaza?
Internet es la ventana del futuro. Si Godard, Fellini o Eisenstein hubieran nacido ahora, se habrían dedicado a las nuevas tecnologías.
Echando un vistazo a tus películas vemos que destacan sus repartos, siempre trabajando con grandes actores. No sé si influirá tu vocación frustrada como actor, pero parece que le das especial importancia a la interpretación.
Se nota, ¿no? Hay que buscar una garantía. Por eso ya estaba Carmen Maura en Lisboa, ya estaba Fernando Fernán Gómez en Apaga y vámonos, ya estaban Héctor Alterio, José Luis López Vázquez, Miguel Narros en F.E.N., en la primera. Realmente creo que un porcentaje enorme del éxito de la película y no hablo de de taquilla sino del éxito cinematográfico por decirlo resumido.
Yo hago películas de personajes.
¿Escribes pensando en el actor?
Depende, hay películas que sí y películas que no.
La mayor parte del público sigue diciendo que va a ver una peli de Leo Sbaraglia o de Fernando Fernán Gómez, y no una película de Antonio Hernández.
En la ciudad sin límites, más allá de las intrigas familiares y políticas, es una película sobre la relación entre un padre y un hijo, de hecho está dedicada a tu padre. ¿Hasta qué punto influyó este en tu carrera?
El estaba muy lejos de ese mundo. Pero bueno, el veía que a su hijo le aplaudían y él estaba orgulloso de eso
El homenaje que le hago, podía no habérselo hecho. Fue una cosa que estaba más en las relaciones de los padres y los hijos que conozco que en la mía.
Cambiamos de tercio. ¿Cómo ves la situación del cine español en general?
Nunca ha estado mejor.
Pero ha habido gran descenso de espectadores de las películas españolas.
Sí, pero ahora sé que mis películas acabarán pasando por televisión. Y cuando se pasan por televisión la ven entre 300 mil y 4 millones de personas. Cuando yo empecé sólo se llevaban al cine, y si la veían 150 mil, estábamos encantados. ¡Ahora tenemos éxito todos!
Entonces ¿por qué tanta queja?
Ya no se acuerda la gente de lo que era el cine español. Yo creo que ha habido un momento de engreimiento incluso.
El cine español siempre ha ido mal, siempre. Cuando yo empecé, estrenaba en la gran vía Paco Martínez Soria, y diez años después Pajares y Esteso, ese era el cine español. Había algún francotirador por ahí, Borau, Saura… tres personas.
Ahora hacemos más cine, tenemos más subvenciones, estamos más protegidos y tenemos una proyección internacional superior.
Pero siguen dominando dos tipos de películas: el drama social más duro y las españoladas cercanas al landismo, como Torrente.
Efectivamente. Torrente es lo que queda del landismo. Pero fíjate, Santiago Segura es un tipo que trabaja en las películas de Tarantino y en las de Robert Rodríguez, sale por ahí, sucio, irreverente, pero algo pone en tela de juicio.
Por otro lado está El orfanato, Rec, Siete mesas de billar francés o Mataharis, hace unos años Solas, En la ciudad sin límites… Bueno, no está mal.
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